Jesús proclamó la misericordia y el amor de Dios para todos y todas; así también la Iglesia dará activamente la bienvenida a todos y todas. Así como Jesús, la Iglesia nos llama continuamente al arrepentimiento y a estar reconciliados con Dios y con los demás, y de esta manera podamos dar a conocer el amor incondicional de Cristo y la Iglesia.
“Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo. Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación.” (2 Corintios, 5:17-18)
Cada comunidad parroquial celebrará con júbilo los sacramentos, especialmente la Eucaristía, como fuente de reconciliación y unidad. Se explorarán maneras de ser comunidades que honren la diversidad, que superen los prejuicios y el racismo, y que lleguen hasta los marginados. Cada una serán comunidades de fe que activamente contribuyan en la creación de un orden social más justo.